Amor y educaciónPlatón decía que el fin de la educación era el de enseñar a desear lo deseable.
La libertad nunca es la esclavitud de las ocurrencias o de los antojos, sino la libertad de los proyectos elegidos y estables en el tiempo: soy libre porque estoy comprometido, porque estoy fijando mis prioridades y haciendo lo que realmente quiero hacer, y porque estoy construyendo un futuro. La persona ignorante está presa en su estrecho mundo, y por lo tanto difícilmente puede llamarse libre, aunque tenga tiempo de sobra hasta para aburrirse. Muchas veces la persona ignorante quiere matar el tiempo pero, sin darse cuenta, está aniquilando, poco a poco, a la mejor versión posible de sí misma.
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"El maestro es el profesional de la esperanza, el incansable, humilde y magnífico cuidador del futuro".
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